martes, 28 de enero de 2020

Resultado de imagen de Mc 3,31-35
En principio y analizada repentinamente nos parece no entender lo que Jesús dice cuando le comunican que su Madre y sus hermanos están ahí afuera. La respuesta de Jesús nos deja un poco extrañados, pero, reflexionada con detenimiento la entendemos y nos satisface.

Es verdad que los vínculos de la sangre nos unen fuertemente, pero, por encima de ellos está la fe en nuestro Padre y en su Hijo. Y esa fe nos une tan fuertemente que nos hermana por encima de razas, diferencias, pueblos y hasta enemigos. Todos quedamos unidos por la fe en el Señor.

De manera que, a pesar de los vínculos de sangre que nos une, estamos más unidos y somos verdaderos hermanos por el hecho de ser todos hijos de Dios y hacer su Voluntad. Por tanto, son mis hermanos aquellos que hacen la Voluntad de Dios, y María, su madre, la primera, pues son de ellas estas palabras: “Hágase en mí tu Voluntad”.

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