Hasta nosotros ha llegado la
voz de Juan y también sus señales sobre a quién tenemos que seguir. Nos indica también quien es el Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo y que Él es el Mesías que esperábamos. En Él
ponemos todas nuestras esperanzas de salvación.
También, la Iglesia, que
continúa el anuncio de Juan, sigue a Jesús, su fundador que nombrando a Pedro
como cabeza ha dejado que él y los apóstoles siguieran su anuncio de la Buena
Noticia de Salvación. Y la misión sigue hasta nuestros días.
Y,
ahora, es nuestro tiempo, la hora de nuestra respuesta y compromiso que tiene
su comienzo en el momento de nuestro bautismo. También nosotros, como Juan,
debemos dar respuesta de nuestra fe en Jesús y contagiar a los demás
anunciándola con nuestra vida y nuestras obras
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