lunes, 27 de enero de 2020

Resultado de imagen de Mt 4,12-23
Si ni siquiera darnos cuenta vivimos en un mundo que da la espalda a Dios. Nuestro corazón no está limpio del todo, es débil y está contaminado por el pecado de nuestros propios padres, y mientras crecemos, dependiendo de estar o no alejado de Dios, seremos tocados por el pecado y sumergidos en las tinieblas.

El mundo nos tienta y tiene suficiente fuerza para seducirnos y arrastrarnos a las comodidades, a los placeres, a las riquezas, al poder y al olvido de Dios. Porque, en esos caminos te amas a ti mismo olvidándote de los demás, y ese es el pecado mayor, el desamor.

Sin embargo, siempre tenemos la posibilidad de salir del pecado volviendo a Dios. Su Misericordia es Infinita y siempre está abierta a acogernos y perdonarnos. Cuando experimentamos el único y verdadero amor, descubrimos la fuente de la verdadera felicidad, y es entonces cuando quedamos iluminados por la verdadera Luz que salva al mundo.

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