Hay una cosa necesaria, y es
tu disponibilidad a abrirte a la conversión. Necesitas ponerte en Manos del
Espíritu Santo para que Él vaya aclarando tus dudas y fortaleciendo tus miedos
y tus debilidades. Se trata de un ir descubriendo que sólo abriendo al Señor
puedes encontrar el amor que deseas.
Necesitas salir al exterior,
apartarte del ruido y de todo aquello que trata de distraerte y confundirte.
Las tentaciones amenazan con hacernos olvidar de la presencia de Dios en nuestra
vida. Te prometen una felicidad falsa, vacía y efímera. Necesitas creer y tener
confianza en la Palabra del Señor.
Son los pasos que dio aquel
ciego. Buscó al Señor y se puso en su Manos. Tuvo paciencia y resistió las
primeras aguas turbias que no le dejaban ver claro. Se agarró al Señor y se
apartó de todo aquello que le pudiera impedir ver la verdadera Luz que el Señor
le puso delante.
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