Seguramente no escuchamos con
verdadera atención, ni tenemos una fe firme respecto a lo que Jesús nos dice,
porque en el Evangelio de hoy lo deja todo muy claro: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz
y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su
vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre
ganar el mundo entero si arruina su vida?»pensam
No parece tampoco estar muy
convencido de que la salud es lo más grande pues, aparentemente no da la
sensación de que se cuide con esmero y dedicación. Sabemos que tarde o temprano
se irá deteriorando y, sin embargo no ponemos el empeño necesario para
protegerla. A veces anteponemos los vicios que le perjudican mucho.
Por lo tanto, si realmente
queremos salvarla y desearla eternamente, escuchemos con verdadera fe lo que
Jesús nos dice. Él tiene Palabra de Vida Eterna. ¿Acaso no venció Él la muerte?
¿Y eso no es prueba suficiente para convencernos? La conclusión es que nuestra
fe es muy débil y no terminamos de creérnoslo.
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