La tendencia humana es escalar montañas. Todos queremos
estar más arriba y llegamos a competir y hasta esclavizarnos y matarnos por
conseguir los mejores puestos de mando. Esa es nuestra naturaleza, quizás
tocada y herida por el pecado que la somete a la ambición y el poder.
Ante esta realidad, Jesús nos propone otra cosa en la cual
se esconde nuestra felicidad. Él, Señor del Cielo y tierra, se despoja de toda
ostentación y se abaja a la naturaleza humana. Y eso que Él hace nos lo propone
a nosotros. Nacido pobre no ha hecho uso de su condición divina.
Y nos propone el servicio como fin y misión de nuestro amor.
Él nos deja claro con su Vida y su Palabra que no ha venido a ser servido, sino
a todo lo contrario a servir. Y nos dice que serán primeros aquellos que sean
últimos. Es decir, aquellos que busquen los últimos puestos y sirvan a los
demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.