jueves, 12 de marzo de 2020

Resultado de imagen de Lc 16,19-31
Somos libres y esa capacidad de elegir te hace responsable. Somos, pues, responsables de nuestras decisiones y eso determinará nuestra absolución o culpabilidad. La cuestión es, ¿cuándo?, ¿dónde? Por sentido común todos pensamos y deducimos que eso sucederá al final de nuestra vida en este mundo.

Jesús nos habla en el Evangelio de hoy de este juicio y nos deja claro, a través de ese hombre rico y Lázaro lo que sucederá al final de nuestra vida. El problema vuelve a ser el mismo, creer o no creer. Tomárselo a cuento o risa o hacerlo centro de tu vida. La cuestión está en la capacidad de amor que gastes y des a los demás.

La parábola, también llamada, del rico epulón nos cuestiona nuestra indiferencia hacia los demás, sobre todo, los pobres, los excluidos y necesitados. Es decir, los que sufren y necesitan de los que vivimos en la abundancia o tenemos para compartir con los que no tienen. Es posible que no lo merezcan, pero, ¿lo merecemos nosotros con respecto a Dios?

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