Hoy pensamos que eso
de vender a la gente no sucede. Lo recordamos como de tiempos muy lejanos donde
había esclavos y las personas eran objeto de venta y de uso como si de un
objeto se tratara. José, el hijo de Jacob fue vendido y Jesús traicionado por
dinero.
Pero, si miras con
detenimiento observarás que hoy sigue sucediendo lo mismo. Quizás, hoy algo
disfrazado y escondido en apariencias económicas injustas con las que se
explota y se esclaviza a mucha gente. O en residencias que permiten quitarse a
los ancianos de encima. Sobre todo a los familiares.
Conocemos esa frase
que dice: “Este es capaz de vender hasta su madre”, y realmente eso sigue
sucediendo hoy también. Por encima de la persona domina la economía y el
interés. Son los explotadores escondidos debajo de la mesa. Cada uno de
nosotros tiene la posibilidad de traicionar por interés.
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