martes, 7 de abril de 2020

María unge a Jesús (Juan 12, 1-11)
La mayor dificultad de nuestro seguimiento a Jesús es dedicar nuestra trabajo y nuestros talentos para servir a los pobres. Entendiendo por pobres aquellos que no pueden devolverte los favores de lo que tú le hayas dado o servido. Es decir, de los que nada puedes sacar.

Seguir a Jesús es eso y todo lo demás nos puede ayudar, son manifestaciones de adoración, de peticiones y de súplicas que salen del fondo de nuestra alma en agradecimiento por darnos su Fortaleza y su Gracia para poder amar de esa forma. Esa es la esencia de nuestra fe, estar con Jesús en los pobres.

Si en ese culto no se esconde esa disponibilidad de optar por la pobreza no hemos entendido nada.  Ahora, tampoco hay que desesperarse, porque, si lo logramos, no será por nosotros sino por la Gracia de Dios, y para eso, está nuestra insistencia y perseverancia de pedírselo.

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