Tanto a los romanos
como los sumos sacerdotes y fariseos les importaban y mucho descubrir el cuerpo
muerto de Jesús. Ellos habían sido testigo de que había sido sepultado y de que
el sepulcro ahora estaba vacío. Luego, los apóstoles asustados y muertos de
miedos estaban descartados.
Tampoco tenían medios
para ocultarlos y menos comprensible sería que, muerto y ocultado Jesús,
tuvieran ellos arrestos y valor para mentir y dar sus vidas, porque todos
fueron mártires, menos Juan. No tendría eso ningún sentido, ni tampoco sería
nada creíble.
Y menos la posibilidad
que la Iglesia se sostuviera y creciera como así ha sido a través del tiempo y
de todas las persecuciones y obstáculos con las que se ha tenido que enfrentar.
Y todas las mentiras que tendrían que estar inventándose. La única certeza y
realidad es que Cristo, el Señor, ha Resucitado y Vive. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.