lunes, 20 de abril de 2020

Nadie puede ver el Reino de Dios si antes no renace de lo alto ...
Y es que nuestro camino está lleno de peligros que, con la ayuda del Espíritu Santo, podemos vencer. Porque, lo de aquí abajo es perecedero, y todo lo que viene de él perece. Jesús lo explica muy bien cuando habla de la carne y del Espíritu.

«En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu. Todo queda muy claro, lo de este mundo es caduco y tiende a desaparecer.

Lo que viene de Dios es lo único que permanece. Por tanto, afanarnos en conseguir la aparente felicidad que podamos encontrar en las cosas de este mundo es perder el tiempo y no vale para nada. Vivir y tratar de alcanzar lo que viene del Espíritu es lo que permanece y vive para siempre.

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