martes, 21 de abril de 2020

Del santo Evangelio según san Juan 3, 7-15 En aquel tiempo, Jesús ...
El mundo está dividido y, con él, las comunidades que en él caminan, incluida la Iglesia. Hay divisiones, enfrentamientos y luchas por prevalecer unas sobre otras, por ansias de poder, por vanidades y habladurías. En esas actitudes se recogen todas esas diferencias que las enfrentan y dividen. El dinero divide a las comunidades. Un dinero que representan el poder y arraiga el deseo de ser más que el otro.

Y aparece la vanidad, la actitud de ser más arrogante, más elegante, más importante por lucir hermosos y distinguidos vestidos. La vanidad de creer que lo importante es parecer y aparentar y no ser. O pensar que con esas apariencias se puede ser mejor que el otro. 

Y, por supuesto, las habladurías, que tratan de abajar al otro, de empequeñecer al otro para subordinarlo y desmerecer sus cualidades, virtudes y servicios. Supongo que esas actitudes nocivas subsisten en las comunidades y atentan contra la unidad de todas ellas. Tratemos de, con la ayuda del Espíritu Santo, erradicarlas.

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