Es lógico suponer que sin la
presencia física de Jesús, los apóstoles quedaron sorprendidos, confusos y, por
supuesto, desanimados. No habían entendido eso de que tenía que morir, y menos
una muerte de cruz. Y, ahora, entienden menos de qué forma van a transmitir su
mensaje.
Se sienten débiles, temerosos
y muertos de miedo. Permanecen escondidos y sin fuerzas ni valor para dar
testimonio de lo que había vivido. Incluso, todavía no entienden nada y están
llenos de dudas. Está claro que necesitan a alguien que los saque de esas dudas
y les dé confianza y razones para dar testimonio de lo que han vivido.
Y, ¿no nos pasa a nosotros algo parecido? Quizás algunos no
lo tengamos, pero, ¿qué me dices del miedo al ridículo, o vergüenza a
confesarte creyente? ¿O miedo a comprometerte y a salir de ti mismo? ¿Miedo a
enfrentarte y darle respuesta a tus propias dudas? Es Espíritu Santo ha venido
para eso, no tengas miedo y ponte en sus Manos. Así lo hizo Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.