Es verdad que hay muchas cosas que no
entendemos, pero, también nos ocurre eso en otras circunstancias y, sin
embargo, seguimos para adelante. En el fondo no sabemos por qué lo hacemos. De
la misma manera nos ocurre con Jesús. Su lenguaje es duro y no nos cabe en la
cabeza, pero, ¿me fío?
Pedro pasó por la misma circunstancia y
dio la respuesta correcta. ¿A dónde vamos a ir? ¿Nos da más confianza y
fiabilidad el mundo o los hombres? Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna y tus
Obras nos hablan de Ti y de tu Verdad. Luego, a pesar de no comprender me fío
de Ti.
Tú, Señor, sin sacar provecho para Ti, ni
tener ningún interés, te ofreces en ayudarnos, en enseñarnos la verdad y a
amarnos. Te has mostrado misericordioso con cada uno de nosotros y nuestros
corazones arden de buenos deseos y de verdadero amor. ¿A dónde, como
Pedro, podemos ir, Señor? Nos quedamos
contigo.
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