En este mundo que
conocemos todo necesita un alimento. Hasta las cosas materiales necesitan un
combustible que, de alguna forma, le dé energía para su funcionamiento. Igual,
el cuerpo humano necesita alimentarse. Sin embargo, a pesar de alimentarse
tiene sus días contados.
La muerte es
inevitable por mucho que los alimentos te sostengan vivo. El tiempo no pasa
inexorablemente y tu vida, a pesar de estar bien alimentad, tiene su tiempo
contado. Sin embargo, el hombre aspira a vencer a la muerte y vivir
eternamente. Y hay un alimento que te da esa posibilidad.
Jesús te lo anuncia
claramente y ha venido a este mundo precisamente para eso, para darte el
Alimento de Vida Eterna: «En
verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no
bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi
sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es
verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi
sangre, permanece en mí, y yo en él.
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