Jesús nos conoce y sabe de nuestros miedos. Sabe que nos preocupa su aparente lejanía, el parecernos que está lejos de nosotros o el no poder verle físicamente. No estamos solos aunque así nos lo parezca. El Señor está presente en cada momento en nuestra vida.

Es su Palabra y lo que dice se cumple. Por eso nos dice: «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría… ¿No crees que Jesús no tiene necesidad de comprometerse para mentir? 

¿Qué beneficios le aportaría a Jesús decir mentiras y prometer promesas falsas? ¿Para luego morir en la cruz? ¿Tiene esto sentido? Y luego, ¿los apóstoles? Supongo que todo es mucho más serio de lo que nosotros suponemos. Nuestra esperanza está puesta en el amor, porque en él está la felicidad que buscamos.