martes, 19 de mayo de 2020

VIVIR y CRECER
Todos los creyentes hemos experimentado la ausencia de Jesús. Incluso, muchos pensamos que de haberle conocido físicamente hubiese sido mejor y lamentamos no haber sido contemporáneo suyo. Sin embargo, ahora sabemos muchas cosas que en su tiempo a los apóstoles les resultó muy difícil entender y creer.

Posiblemente, esas noches oscuras y de tinieblas; esas confusiones y lejanías que experimentamos como si el Señor se fuera de nuestra vida nos alejan del Señor. Esa debilidad y deseos de abandono ante las tentaciones y seducciones que el mundo nos presenta levantan barreras que nos invitan a dudar de Él.

Sin embargo, Jesús está ahí y siempre, aunque yo experimente lo contrario, cerca de mí. Nunca se ha ido, ni se irá. Simplemente, me prueba, espera que crea y confíe en Él. Me ha creado libre para eso y espera de mí que soporte las dudas y tenga confianza en Él. Vale la pena mantenerse fiel y perseverar en su confianza.

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