María no duda a pesar de no entender cómo se iba a
realizar eso que el Ángel Gabriel le anunciaba. No entiende, y tampoco
nosotros, pero, María confía en la Palabra que le trae el Ángel de parte de
Dios y, creyendo, se pronuncia y confiesa como la esclava de Señor. Hágase en
mí tu Palabra.
El mismo camino nos toca a nosotros recorrer. Tenemos
una gran referencia, nuestra Madre María. Ella se fía de lo que le dice el
Ángel Gabriel, y, aún sin entender nada se ofrece para que en ella se cumpla lo
que Dios quiere y le propone. La pregunta para nuestra reflexión es, ¿y
nosotros?
Nos fiamos de la Palabra de Dios y del anuncio del
Ángel Gabriel y, ¿cómo María, tratamos de guardar en nuestros corazones esa
Palabra que el Espíritu Santo, desde nuestro bautismo, nos va revelando, nos va
descubriendo y alumbrando para que no nos perdamos y sigamos, como María, el
camino hacia la Casa del Padre?
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