También nosotros hemos sido iluminados a la hora de
nuestro bautismo por el mismo Espíritu Santo que tocó a Juan. Quizás no desde
el vientre de nuestras madres, pero sí en la hora de nuestro bautismo. Si bien,
desde el instante de nuestro nacimiento, nuestro Padre Dios nos infunde un alma
que nos llama a vivir junto a Él.
Y nuestra misión es recorrer un camino – nuestra vida –
para regresar a Él y en Él ser feliz eternamente. Pero, ¿dónde vamos? ¿Acaso
nos hemos perdido? ¿Por qué no buscamos cuál es nuestro Camino, nuestra Verdad
y nuestra Vida? ¿No valdría la pena? ¿No es nuestro mayor tesoro?
Porque, esa felicidad que buscamos no la encontramos
en el mundo, porque no es del mundo. El mundo, valga la redundancia, es un
lugar donde tenemos un espacio y un recorrido que realizar para, a través de
ellos, ganarnos ese Amor del Padre que, Él, nos ha dado gratuitamente, y que el
mundo nos tienta para arrebatárnoslo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.