miércoles, 22 de julio de 2020

Juan 20,1.11-18 - el Padre de ustedes - Roguemos al Señor
María Magdalena quedó sorprendida del amor de Jesús. No la condenó y le ofreció la oportunidad de liberarse de la esclavitud a la que estaba sometida. Le dio su Infinita Misericordia y, María Magdalena supo comprenderlo y acogió en su corazón pervertido esa Misericordia y Amor que le tendió Jesús.

Experimentar ser tratada como una persona con la misma dignidad que los demás. Siendo, incluso, mujer de su época, excluida de todo derecho, y, además, mujer prostituida y excluida socialmente, fue algo inimaginable e impensable para María Magdalena. Ese encuentro y tratamiento cambió su vida.


Y la cambió hasta el extremo de no poder vivir sin la Persona de Jesús. Su muerte fue un duro golpe para ella y una tragedia de la cual no podía liberarse sin permanecer al lado de ese Jesús que creía muerto. Así y todo se acercó a Él, y, creyéndolo muerto, experimentó que había Resucitado. ¡Cristo Vive!

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