Muchos no quieren tener problemas cuando, llevados por
su egoísmo, tratan de satisfacer sus caprichos, sus apetencias y egos. Se dan
cuenta que, si son sinceros y fieles a la verdad, la renuncia es evidente.
Pero, se resisten a ella y tratan de cambiar la verdad por mentira.
Es el caso del que hoy nos habla el Evangelio. Herodes,
con tal de vivir con la mujer de su hermano Filipo, salta toda barrera e
incumple la ley de Dios. Y denunciado y advertido por Juan el Bautista, es
presionado por Herodías, la mujer de su hermano para que lo haga callar.
Y sucede lo que esa mujer persigue, matar a Juan.
Aprovecha una fiesta en la que seducido con el baile de la hija de Herodías,
Salomé, y embriagado por el alcohol y las pasiones, Herodes queda atrapado
entre su palabra y su pasión y accede a entregar la cabeza del bautista.
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