viernes, 14 de agosto de 2020

Lucas 1, 39-56 | Evangelio del dia, Evangelio, Sagrada escritura
Si nos detenemos y hacemos una serena reflexión, nos daremos cuenta, con claridad meridiana, que cuando nuestras apetencias y pasiones coinciden con lo que creemos que es amar, estamos confundiendo el amor con nuestros deseos e intereses.

Porque, amar es otra cosa. Amar es desear el bien del otro, a pesar de que ese bien sea contrario a mis deseos, a mis gustos, apetencias e intereses. Precisamente, cuando estamos más seguro que amamos y somos fieles, es cuando ese amor nos cuesta sangre.

Por tanto, un amor así bien entendido nunca se resquebraja ni se consume. Siempre se mantiene fiel y sostenido en la fortaleza del Amor de Cristo, tal y como Él ama a su Iglesia. Así, también nosotros, unidos en el amor conyugal por el Sacramento del matrimonio, somos reflejos del Amor de Cristo con su Iglesia. Amén.

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