Un gran error es empeñarnos
en querer comprender la existencia de Dios. Un gran error es apoyarnos en un
Dios que nadie ha visto y que no nos cabe en la cabeza. Sin embargo, teniéndolo
delante, nos cerramos los ojos y escondemos la cabeza como el avestruz.
Porque, ese Dios que no vemos
y que nos cuesta mucho aceptar se hace hombre como tú, nace como tú y vive en
la tierra con naturaleza humana como tú durante tres años. Tiempo en el que
anuncia la Buena Noticia, muere y Resucita para darnos la prueba de su
Divinidad.
Y ese Dios encarnado en
Naturaleza humana se ha hecho visible. Visible en un momento determinado de la
vida, donde nació, vivió y murió, para luego Resucitar. Y ese Dios hecho hombre
nos habló del Dios Padre que no hemos visto y nos reveló su Amor y su deseo de
compartir su Gloria con nosotros para Siempre.
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