jueves, 29 de octubre de 2020

Todos, hasta los más alejados, hemos experimentado el deseo de amar. Y eso nos descubre que somos semejantes a Dios y que amamos hacer el bien. Pero, el pecado nos confunde y nos pierde destruyendo nuestros buenos sentimientos y deseos.

También, en muchas ocasiones se apodera el miedo de nosotros y las amenazas del fracaso, del dolor, sufrimiento y muerte nos paralizan e impiden nuestro avance. Se hace necesario superar esos obstáculos y seguir adelante, porque en este mundo no se encuentra lo que buscamos.

Y cuando tenemos claro y bien asentado en nuestro corazón lo que realmente es el Tesoro – el amor - que buscamos, descubrimos que lo que realmente somos es amor. Eso nos descubre que somos hijos de Dios, nacidos por su Amor y semejantes a Él. Y a Él vamos, porque del Él también hemos salido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.