Es bueno que el sábado se descanse, pero nunca el descanso puede someter el bien del hombre y esclavizarlo bajo la norma o la ley. La intención del descanso es para pasar, en un clima de serenidad y paz, un espacio de tiempo con Dios y adorarle.
Pero, nunca, olvidar las necesidades del hombre a pesar de ser sábado. Porque, la mejor oración es servir al hombre, precisamente por amor a Dios. Por tanto, Jesús, que lo sabe, nos corrige precisamente curando en sábado para decirnos que el hombre está antes que la ley.
Y es que resulta que somos muy propensos a dirigir y poner normas y leyes que limiten a otros hasta el punto de olvidarnos de lo puramente importante y esencial, nuestro diálogo, oración y adoración, en un clima de serenidad y tranquilidad con nuestro Padre Dios.
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