domingo, 1 de noviembre de 2020

 

Hay santos que han alcanzado ya esa morada que Jesús previamente les ha preparado, pero, hay otros que siguen caminando en la misma dirección, es decir, hacia esa morada que Jesús les ha prometido y a la que esperan llegar algún día.

Porque, hay santos en el cielo y también – todavía – en la tierra. Santos que trabaja en el anonimato, que se preocupan por cumplir con sus responsabilidades, que no pasan indiferentes a los problemas de los demás y que tratan de estar disponible a vivir en fraternidad con los más necesitados.

Santos que no son notables para el mundo, pero que viven en el mundo tratando de que sea mejor y de que haya más justicia y misericordia. Santos que trabajan y se desvelan, desde sus posibilidades, en asistir, comprender, acompañar y vivir ese mandato de amor a los más necesitados

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