En cada instante que tratas al otro siguiendo la Voluntad de Dios – con amor – estás adorando en Espíritu y Verdad al Señor tu Dios. Porque, cada semejante es templo del Espíritu Santo y en ese templo viviente estás manifestando el amor de Dios cuando te esfuerzas en tratarlo con verdadero amor.
Dios te ha creado semejante a Él para que ames como Él. Y, en la medida que te esfuerces en amar como Él a los demás, tú estás adorando al Señor en ese templo humano que es cada bautizado.
Y, hacer lo contrario, es mercantilizar nuestro templo – cuerpo humano – destruyéndolo al tratarlo como simple mercancía que se prostituye con las cosas de este mundo y se idolatra consigo mismo. Por tanto, cuidar de él es de vital importancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.