En nuestra vida hay muchos pastores que no cumplen con sus responsabilidades. Pensemos que en cada familia hay dos pastores – los padres – y el rebaño son sus hijos. Pensando que fuesen buenos pastores, sus hijos estarían cuidados y alejados de los peligros.

El mundo está lleno de buenos y también malos pastos. Pastos, que son bendecidos para la Gloria de Dios, y pastos, que alejan y hasta maldicen la gloria de Dios. Será muy importante estar en el redil del Buen Pastor, porque, Él, nos lleva a buenos pastos que nos dan Vida Eterna.

Pidamos ser ovejas del buen redil y escuchar la Voz del buen Pastor. Un Pastor que nos defiende, que nos protege y que nos guía por el camino de la Verdad y de la Vida Eterna. Sabemos y esperamos que en ese rebaño del Buen Pastor nuestra felicidad será gozosa y eterna.