Jairo y aquella mujer hemorroisa sintieron esa chispa de fe que prendió sus corazones y se pusieron en movimiento. Buscaron y se agarraron a Aquel que podía dar esperanza y razón a sus vidas.
Quizás, tú, y yo también, buscamos a ese que puede y tiene poder sobre la muerte. Buscamos la Resurrección que experimentamos en nuestro corazón y a quien nos la puede dar. Y ese es Jesús, Señor de la Vida y de la muerte.
Unidos a Jairo y a la hemorroisa, pedimos también nosotros al Señor que nos aumente nuestra fe y nos fortalezca en la esperanza de buscarle y creer en su Palabra, tal y como le dijo a Jairo: «No temas; solamente ten fe».
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