miércoles, 28 de julio de 2021

 

Sin darnos cuenta tenemos tesoros escondidos dentro de nosotros mismos, y, por la Gracia de Dios, una vez descubiertos corremos a ponerlos en servicio por y para los demás. ¿Acaso, no es el amor un tesoro que todos tenemos? ¿Y lo desenterramos para compartirlo con los demás?

Vender todo lo que tenemos significa dejar lo superfluo, la accesorio y superficial relegado a un segundo plano, y darnos en servicio gratuito y por amor en y para el bien de los demás. Descubierto ese gozo escondido de darse por amor nos damos cuenta de ese gran Tesoro que teníamos escondido.

Por tanto, conviene mirarnos y ver si en el campo de nuestro ser hay algún tesoro escondido y, descubierto, por pequeño que sea, ofrecerlo en servicio a los demás por amor. Indudablemente, tenemos un gran Tesoro, el Amor de nuestro Dios que vive y mora en nosotros y que, dejándolo todo, lo ponemos en el centro de nuestra vida.

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