viernes, 28 de enero de 2022

el grano brota y crece

Dentro de nosotros ha sido sembrada un semilla – Reino de Dios – en la que Dios, nuestro Padre, ha dejado la impronta de su huella su Amor Misericordioso – para que germine, crezca y dé frutos de amor. Nuestra pequeña colaboración es favorecer su crecimiento y madurez para que dé buenos frutos.

Es evidente que la siembra no se advierte ni se ve. Sin embargo, en la medida que germina y crece se va notando sus frutos. De ser muy pequeña, casi imperceptible, se hace grande hasta cotas inalcanzables – la Iglesia universal – donde acuden a cobijarse todas las naciones – aves del cielo -.

Y, en ese mutuo intercambio y relación de amor y misericordia nace el Reino de Dios. Un Reino de verdad, de justicia, amor y paz. Un Reino de que tú, con tu aportación libre y voluntaria, colaboras en y con el Plan de Dios abriéndote a la acción del Espíritu Santo que actúa en lo más profundo de tu corazón.

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