Un acto, por pequeño que sea esconde su grandiosidad o su valor en su buena intención que se genera en lo más profundo de su corazón y en la intensidad y medida de su amor, ofrecido desinteresada, voluntaria y gratuitamente.
Simplemente, un vaso de agua, algo tan pequeño y sin apariencia de ningún valor, puede darte la recompensa – lo dice Jesús – de vida eterna. Todas tus acciones tienen repercusión y consecuencias, que serán buena o malas según tú decidas realizarlas con recta intención o no.
Lo verdaderamente grave será, de ser mala acción y, en consecuencia, mal testimonio, el escándalo que pueda ocasionar a los pequeños e inocentes que pueden escandalizarse de tales malos testimonios y acciones. Tu responsabilidad será grande.
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