El
Tabor es un paréntesis luminoso que nos ilumina, valga la redundancia. Jesús,
que va a ser crucificado en Jerusalén, es el Mesía prometido y nos invita a
seguir el camino hacia nuestra propia Jerusalén. Nuestro camino es un camino de
Resurrección.
Un
camino que, indudablemente, se nos hace difícil y duro, pero, un camino que, vemos
en el Tabor, tiene un destino gozoso y de Resurrección. Un camino donde la
misericordia de Dios nos salva y nos fortalece y nos reconcilia llenándonos de
paz y amor.
Un Amor Infinitamente misericordioso que nos ilumina, nos fortalece y nos alienta a bajar y volver al camino. Camino que nos dará la oportunidad de amar con un corazón como el de Cristo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.