Jesús
ha venido a decirnos y a anunciarnos la Buena Noticia. Se hace necesario la reconciliación,
que tiene dos dimensiones. Una la exterior, que necesita gestos de reconciliación
que muestren interés y disponibilidad misericordiosa. Y, otra, interior, que disipe
toda mala intención contraria a la reconciliación.
Existe
una disposición interior que, a veces, no se corresponde con la exterior. Es
decir, sucede que la reconciliación queda ininterrumpida por la actitud de
algunos de los reconciliadores. Es decir, si uno quiere, dos no pelean.
Y
eso es lo que sucede. Puede ocurrir que alguien de los enemistados se mantenga
en su actitud y se niegue a la reconciliación. Entonces, la actitud seria y
sincera interiormente de tu reconciliación puede liberarte y exculparte de la
actitud de aquel que no quiere amar misericordiosamente.
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