sábado, 19 de marzo de 2022

Posiblemente, José no entendía lo que le sucedía. Estuvo tentado, eso lo explica todo, en repudiar en secreto a María. Era justo y no quería hacerle daño. Sin embargo, sin comprender nada, aceptó seguir el impulso del Espíritu Santo.

Quizás, también a nosotros nos puede suceder algo parecido. Sentimos inquietud y deseos de acercarnos al Señor, pero, no reaccionamos. Nos quedamos quietos, pasivos. Posiblemente, nuestra debilidad nos impide movernos. Incluso, puede ser hasta una tentación con mala intención.

Es el momento de acercarnos al Señor y pedirle que nos ilumine. Hemos de abrirnos a la acción del Espíritu Santo, que hemos recibido en nuestro bautismo. En Él podemos encontrar fortaleza y sabiduría para responder a esa llamada del Señor.

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