Lo sorprendente en Jesús, a parte de sus Palabras
llenas de verdad, justicia y ternura, es que lo que dice lo muestra en su forma
de actuar. Sus obras corroboran todo lo que dice y llenan de esperanza. ¿Cómo
se va a atrever alguien a prenderle?
Toda la gente quedaba admirada de sus Palabras y así,
aquellos soldados, se lo dijeron a los sumos sacerdotes y fariseos. Pero,
ellos, quizás también como muchos de nosotros, se resistieron a aceptarlo.
Sus respuestas fueron: «¿Vosotros también os habéis dejado embaucar? ¿Acaso ha creído en Él algún magistrado o algún fariseo? Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos».
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