domingo, 3 de abril de 2022

 

Dios, nuestro Padre, nos regala esa Vida Eterna que anhelamos y que vive dentro de lo más profundo de nuestro corazón. No nos juzga ni tampoco nos condena. Su Misericordia es Infinita.

La Misericordia de Dios necesita que tú y yo reconozcamos nuestras debilidades y tengamos una actitud contrita y un deseo de no volver a caer ni tropezar en la misma piedra. Porque, sin esa actitud no podrás recibir esa Infinita Misericordia.

Esa fueron las Palabras que Jesús le dijo al final a aquella mujer adultera. Se incorporó después que todos se habían ido, y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?». Ella respondió: «Nadie, Señor». Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más».

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.