martes, 12 de abril de 2022

Posiblemente, también antes de que cante el gallo tres veces, yo habré metido la pata varias veces. Cada día con mi proceder dejo en evidencias al Señor, le fallo a su confianza y misericordia. Pedro nos sirve de ejemplo.

La oscuridad del mundo y sus tentaciones nos envuelven de tal manera que somos presa fácil para caer en sus garras. Nuestra cárcel – nuestro cuerpo – nos alienta con sus flaquezas y pasiones a darle la espalda al Señor. ¿Qué hacer?

Necesitamos ser humildes, reconocer nuestra debilidad y pobreza y, experimentándonos pequeños, llorar nuestros pecados, tal y como hizo Pedro, esperanzados en que el Padre nos acoge y nos perdona con su Corazón infinitamente Misericordioso. Amén.

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