La parábola del sembrador se repite y se muestra con toda
crudeza y realidad en nuestra vida. En muchos momentos de mi vida he experimentado
que he sido semilla caída en el camino. Mis convicciones, criterios y fe se las
llevan los pájaros.
Otras veces, he experimentado el entusiasmo de
sentirme libre, impulsado y seducido por Jesús. El Señor ha colmado mi vida y
mi esperanza de sentido y alegría. Todo lo veo con ojos nuevos y esperanzados.
Pero, de pronto, mi vida se viene abajo.
Las contrariedades, los proyectos que salen, pero no
como yo quiero, me gusta y había pensado, me derrumban. Y, la figura de Jesús
empieza a cuestionarme, a no resultarme tan esperanzadora. Me entristece y
molesta. Abato mi ramo que tan esperanzador sostenía levantándolo y aclamándole.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.