Se
me hace difícil el camino. Sobre todo cuando se presenta como nuevo,
desconocido o sorprendente. ¡Cómo caminar sin estar seguro? Señor, por Ti y por
tu Amor infinitamente Misericordioso, y confiado en tu Palabra, me atrevo a
emprenderlos y recorrerlos.
Tenemos
una morada en el cielo que nos espera. Así que, aquí no nos vamos a quedar. Lo
sabemos, es lo más cierto y seguro que se sabe. Un día partimos de este mundo y,
partimos para ir a otro, al eterno. Jesús nos prepara una morada. ¡Qué gran
esperanza!
Es nuestra esperanza, vivir eternamente, pero, no en este mundo caduco e injusto, sino en un mundo de paz, de verdad, justicia y amor. Un mundo que no podemos imaginar, pero que arde dentro de lo más profundo de nuestro corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.