Señor,
que sea tu Voluntad, como acepto tu Madre, María, y no la mía, pecadora y
negligente, la que guie mi vida. Dame paz, sabiduría y fortaleza para que,
haciendo de tu Voluntad la mía, mi vida camine según tu Palabra y mandatos.
Amén.
La
vejez es una etapa crítica y donde nuestra debilidad debe apoyarse en la
fortaleza del Amor Misericordioso de nuestro Padre Dios, Hoy, el Papa
Francisco, nos invita a aceptar esa etapa de nuestra vida y a sostenernos en la
esperanza y fortaleza de nuestro Padre Dios. Él nos llena de vigor y esperanza.
Sabemos lo que significa
la vejez y, hasta que no lo experimentamos en carne propia, parece que obviamos
ese momento. Sin embargo, no podemos mirar para otro lado e ignorar a todos los
que sufren esos momentos terminales, débiles e impotentes de nuestra vida.
Busquemos, nos dice el Papa, consuelo, fortaleza y esperanza en el Señor. Él es
la Roca que nos sostiene y nos fortalece.
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