Es
evidente, el Espíritu de la Verdad nos guía. Hay muchas cosa sin entender.
Jesús ha ascendido a los cielos y, el Espíritu Santo, ha bajado en su lugar
para, desde la hora de nuestro bautismo, irnos revelando todo lo que necesitamos
aprender y saber.
Tu
Amor, Señor, que nunca entenderé, me salva, me sostiene y me da las fuerzas que
necesito para mantenerme firme en tu Palabra y Voluntad. Eres Tú, mi Señor,
quien me llamas y quien, a pesar de mis desplantes y pecados, me sigues llamando.
Es maravilloso experimentar el Amor de Dios y, sobre todo, ese Misterio de la Trinidad, que Dios nos revela en el Padre, todo Amor Misericordioso; el Hijo, que trae el anuncio de ese Amor del Padre, y el Espíritu Santo, dador de camino de Vida Eterna.
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