Necesitamos,
Señor, un corazón tierno, suave y misericordioso, para, como Tú, amar y
perdonar con dulzura, con amabilidad, con paciencia, con sentimiento y cariño
entrañable. Transforma, Señor, nuestro corazón. Amén.
Todo nuestro amor se reduce a perdonar, porque, cuando perdonas estás amando y, diría también, sirviendo. Quien es capaz de perdonar está abierto y disponible al servicio, a la ayuda, a estar sensibilizado en vivir y practicar la verdad y la justicia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.