Fisgonear
no es malo siempre y cuando sepas a quien fisgonea y con que intención lo
haces. Porque, mirar para Jesús, el Señor, y tratar de escucharle, seguirle y
ver cómo actúa y qué hace nos viene muy bien. Nos hace mejores personas y nos
da vida eterna.
Paz,
sabiduría y fortaleza para superar todos los obstáculos que me impidan alcanzar
esa gloria que Tú, Señor, me has prometido. Paz para en la serenidad saber
discernir; sabiduría para escoger el camino correcto y fortaleza para soportar
las adversidades.
Nos gusta meter las narices donde no nos llaman y fisgonear sin saber exactamente donde nos metemos. Y eso, que está mal, puede también comportar serios peligros. Por tanto, conviene que seamos prudente y tratemos de escuchar lo bueno, lo que se ajusta a la Palabra de Dios.
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