No
estamos solos. Nuestro Padre Dios no nos ha creado para dejarnos a merced de
las seducciones y tentaciones del Maligno. Nos acompaña también nuestro Ángel
de la Guarda que nos ayudará y protegerá de todos los peligros que acechan
nuestra vida.
La
vida, aunque a veces el camino es de rosas y alegría, hay momentos de
adversidad y peligros que amenazan con derrumbarnos. Es entonces cuando
necesitamos llenarnos de paz y esperanza. Y eso solo lo encontramos en el Señor,
Camino, Verdad y Vida.
Es lógico que nuestro Padre se preocupe por nosotros. Eso lo entendemos. Y también que encargue a sus ángeles que cuiden de nosotros, sus hijos. Por tanto, es evidente y lógico que cada uno de sus hijos tengan su ángel de la guarda.
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