Es posible que en
muchos momentos pienses que pierdes el tiempo y la oportunidad de vivir de
forma placentera y gozosa. Es posible que veas esa puerta estrecha muy difícil
y angosta para atravesarla. Pero, es ahí donde se esconde la felicidad que
buscas.
No vino a nosotros
– Espíritu Santo – en la hora de nuestro bautismo, a estar con los brazos
cruzados. Es verdad que sin tu permiso no hará nada, pero su misión es
auxiliarte, fortalecerte y ayudarte a cruzar esa puerta estrecha. ¡Y es que sin
Él no te será posible!
¿Has pensado que atravesando la puerta angosta será bienaventurado? ¿No has experimentado el gozo de hacer una buena obra y sentir un gozo inexplicable que perdurará siempre en ti? ¡El programa de la felicidad eterna se esconde en las bienaventuranzas! ¡Prueba y veraz!
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