Adviento es
esperanza en la espera confiada de la promesa que Dios, nuestro Padre nos ha
dicho. Una promesa de amor que nos promete liberarnos de la esclavitud del
pecado y de compartir su Gloria eternamente. Pero, una promesa que necesita tu
fe y compromiso.
En el camino los
problemas y las dificultades amenazan con derrumbarme. Y experimento deseos de
abandonar, de darme por rendido y de dejarme llevar por la corriente. Tú, Señor,
eres mi esperanza y mi descanso. Cuando me esfuerzo en amar experimento
descanso.
Advertirás enseguida que esa promesa que Dios te ofrece gratuitamente necesita de tu fe. Exige confiar y esperar confiado. Exige, como hace María en el comienzo de esa espera – Adviento – fiarte de la Palabra del Señor. Y eso exige simultáneamente, humildad y docilidad.
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