La confianza es
plena. Nuestro Padre Dios no nos abandona y da la vida, entregando a su Hijo,
para el rescate de todos los hombres. Su misericordia es infinita y su locura
de amor, un misterio, no llegamos a comprenderla. No nos la merecemos. Gracia,
Señor.
Desde la hora de
mi bautismo, Tú, Espíritu Santo, has invadido mi vida. Sin embargo no moverás
un dedo sin mi permiso. Has venido a ayudarme, para asistirme en el camino y a
darme tus dones para superar las tentaciones que me asalten en él. Gracias
Espíritu de Dios.
La realidad es que
estamos ciegos. El mundo nos embobece y ciega nuestra capacidad de darnos
cuenta de que vendemos nuestra felicidad, lo que realmente buscamos, por un
plato de lentejas que nos deja igual. Tan ciegos estamos que no nos damos
cuenta de lo que estamos haciendo. Y luego, al final, será el llanto y rechinar
de dientes.
Si estás dispuesto a caminar pídele a Dios que te ayude a mover tus pies. Pero, primero mira a tu corazón si estás dispuesto a moverte. Confía, Dios, tu Padre, hará el resto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.