Este tiempo de
Adviento, además de Juan, precursor de la preparación del camino a la venida
del Señor, nos presenta dos figuras que nos enseñan y transmiten con sus vidas
a responder a la llamada de Dios. María y José nos dan la pauta de nuestra
conducta.
Señor, sé que,
como diría Pablo, mi camino es llegar a dejar que seas Tú quien viva en mí. De
manera que mi voluntad sea la Tuya y todos mis actos sean realizados conforme y
según tu Voluntad. Por eso, Señor, te pido que hagas de mí tu esclavo. Amén.
Es evidente que el
Adviento es un tiempo para prepararnos y despertar al Anuncio de la Buena
Noticia. Pero, en él tenemos testimonios y conductas de aquellos que supieron
estar expectantes y atentos a esa venida del Señor. José y María abren sus
corazones a ese Anuncio y Juan, más tarde, en la hora convenida, anuncia la
llegada del Reino. La pregunta, ¿y nosotros?
No hay secretos ni tácticas, todo se reduce a creer y ponerte en camino. Está a tu lado y lo encuentras siempre que le busque y le llames. Simplemente, la cuestión es reconocerle Señor de tu vida. Él es esa felicidad y gozo que buscas. Tu principio y tu fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.