Sé, porque así lo
dice Jesús, que sí creo en Él daré testimonio de su Palabra. O dicho de otra
forma, no puedo quedarme encerrado en mí mismo y no anunciar esa Buena Noticia.
¿Por qué? Porque eso sería lo contrario del amor, es decir, no amar.
Sin ti, Dios y
Padre mío, ¿a dónde voy? Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida y solo contigo
puedo encontrar esa felicidad que vive y anhela mi corazón. Por eso, Padre
Bueno te doy gracias por tu infinita Misericordia, porque sin ella no merecería
nada. Amén.
No es fácil anunciar y proclamar el Evangelio. ¡Nada fácil! Primero, porque somos pecadores y, segundo, porque nuestra naturaleza, sometida al pecado, es débil y frágil y muy fácil de ser tentada y seducida. Solo contigo, Padre, podemos liberarnos de esa esclavitud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.